DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA
(continuación)
Ante el anuncio de su Pasión y Muerte, los discípulos han quedado desconcertados, tristes, incluso, anímicamente hundidos,… Todavía no entienden “…qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos” (Mc. 9,10).
A los días de aquel anuncio, acompañado por tres de sus discípulos, sube a un otero (Mc. 9,2: Es un paseo agradable la subida desde la falda de la montaña a lo alto del Tabor). “…tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan,…” (Mc. 9,2): Son los discípulos que lo acompañarán la víspera de su Pasión al huerto de Getsemaní (Mc. 14,33). Ahora ven su gloria, en el huerto verán los temores del ser humano ante el sufrimiento y la muerte,… y verán cómo todo ser humano es capaz de aceptar la voluntad de Dios Padre. “…y se transfiguró delante de ellos” (Mc. 9,2): Mostró su rostro divino sin la apariencia humana, que contemplaban habitualmente aquellos discípulos: “Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo” (Mc. 9,3). Si ningún especialista de este mundo puede dejar las vestiduras de Jesús de “un blanco deslumbrador”, es que este hecho es propio de Dios. Pensemos, durante esta Cuaresma, ¿Qué actitudes, qué obras,… hay en cada uno de nosotros que “ensucian” nuestro “traje” de cristianos y solo la acción de Dios puede “limpiar”?
“Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús” (Mc. 9,4): La ley y los profetas. A Moisés se le entregaron en el monte Sinaí las tablas de la ley; Elías es el gran profeta para la mentalidad judía. Curiosamente, son dos personajes que pudieron contemplar en su vida terrena a Dios Padre (Ex. 34,5-9; 1 Rey. 19,9-14). “Se formó una nube que los cubrió…” (Mc. 9,7): Es la presencia de Dios; también una nube señalaba la presencia de Dios entre el pueblo, en la época del Éxodo (Ex. 13,21; 24,15-18; 40,34).
Y S. Pedro vuelve a equivocarse: “Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Mc. 9,5). Ya antes había errado en sus apreciaciones, queriendo corregir al Señor cuando les anunció su Pasión y Muerte (Mc. 8,32-33). Ahora, parece que opina: “¿Para qué ir a Jerusalén si aquí estamos bien? ¿Para qué seguir aprendiendo a ser discípulos si ya hemos visto quién es realmente el Señor?”. Ser discípulo no es un status, es un proceso que finaliza con nuestra vida terrena. Además, a Jesús no se le debe seguir simplemente por sus obras maravillosas, acoger a Jesús es acoger el camino de la cruz; lo ha dicho en la escena anterior: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mc. 8,34).
Y, en esta escena asombrosa vuelve a resonar una voz misteriosa, es Dios Padre: “Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo” (Mc. 9,7): Utiliza la misma expresión que se escuchó en el Bautismo del Señor (Mc. 1,11), a la que se añade el imperativo “…escuchadlo”. Las palabras de Jesús acerca de su destino en Jerusalén, de su Muerte en la Cruz, también deben ser atendidas. Es toda una llamada para “escuchar” al Señor y para aceptar la Cruz. ¿Escuchamos al Señor o únicamente nos quedamos con lo que nos gusta e ignoramos u olvidamos lo que nos desagrada? ¿Aceptamos la Cruz de Cristo,… aceptamos nuestra cruz de cada día,… la vivimos como cristianos?
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MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2021 (1)
(continuación)
Y en las primeras líneas del documento nos dice: “En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el ‘agua viva’ de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo”. Otro término que debemos tener muy en cuenta en este tiempo de Cuaresma es el de “conversión”. Y añade el Papa Francisco: “El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante”.
Al abordar el tema de la fe nos dice: “En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la Verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la Palabra de Dios, que la Iglesia nos transmite de generación en generación. Esta Verdad no es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas,… sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama… sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama… Esta Verdad es Cristo mismo…”.
Y poniendo como práctica de esta fe el ayuno, nos dice: “…quienes lo viven con sencillez de corazón…” el ayuno nos lleva descubrir a Dios y a comprender que somos creación suya. Y sigue diciéndonos, “…quien ayuna se hace pobre con los pobres y ‘acumula’ la riqueza del amor recibido y compartido. …el ayuno contribuye a amar a Dios y al prójimo…”.
Y sigue el Papa diciéndonos: “La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle ‘poner su morada’ en nosotros (cfr. Jn. 14,23)”. Es más, nos anima a “Ayunar… de todo lo que nos estorba, incluso de informaciones -verdaderas o falsas- y productos de consumo,… para abrir nuestro corazón a Aquel que viene a nosotros pobre de todo, pero ‘lleno de gracia y de verdad’ (Jn. 1,14): El Hijo de Dios Salvador”.
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PREGÓN DEL NAZARENO Y PRESENTACIÓN
CARTEL SEMANA SANTA
(continuación)
…de la función de los cofrades en la Semana Santa que son los que transmiten a la ciudad el significado de los pasos y con ellos el sentido de la Semana Santa. Destacó la interrelación que se establece entre los cofrades y la gente que contempla la procesión, porque los pies del Nazareno son los hombros de los cofrades; los pasos del Nazareno son los pasos de los cofrades. Y muchos que miran están al lado de los cofrades (serían también del Nazareno), se identifican con los hombros del Nazareno, portan también al Nazareno,…
Recordó que ser cofrade es ser pieza de un puzzle de un numeroso grupo de personas a las que une la fe, la devoción,… Es un sentimiento que hace entender la fe, que hace vivir de otra manera,… que hace transmitir la devoción a otros,… Vivir con fe, devoción e ilusión la Semana Santa. vivir la Semana Santa todo el año.
Si el COVID nos ha hecho suspender la procesión, no ha podido suspender la Semana Santa. En los momentos de flaqueza que acompañan este tiempo incierto podemos mirar los ojos del Nazareno. Cuando cunda el desánimo,… la procesión saldrá: La procesión de salir de casa, de llegar a la parroquia y mirar al Nazareno.
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