6º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(continuación)
Jesús había salido a predicar por Galilea (Mc. 1,39) y en su caminar y predicar por aquellas otras sinagogas, se le acerca un leproso (Mc. 1,40): Recordemos que si hubo en un principio una “ley de sanidad”, que excluía al enfermo de lepra del grupo de personas sanas hasta que curaba de su afección (era su capacidad de contagiar lo que excluía al leproso), posteriormente, el afectado de lepra era considerado un “maldito”, un “impuro” (“ley de santidad”), aislado de la comunidad (así nos lo ha indicado Lev. 13,1-2.44-46) y, una vez de haberse recuperado de su afección, será el sacerdote el que certifique su reintegración como miembro del pueblo de Dios, pues solo Dios podía curar la enfermedad (cfr. Num. 12,13).
“…suplicándole de rodillas” (Mc. 1,40): El presentarse a alguien arrodillado significa el reconocerlo como superior, como si fuera el rey (los especialista dicen que, en el caso de San Marcos, siempre quiere señalar que es el Hijo de Dios: Mc. 1,1), incluso, es la persona que tiene el poder para resolver su problema de salud.
Si el acercamiento del leproso contravenía la ley judía, empeoraba la situación la actitud de Jesús: “…extendió la mano y lo tocó…” (Mc. 1,41). La conversación entre ambos es bien sencilla: “Si quieres, puedes limpiarme” (Mc. 1,40), le suplica el leproso; “Quiero: queda limpio” (Mc. 1,41), le responde Jesús. El Señor no puede permitir que aquel que debe quedar excluido del pueblo, aislado, por sufrir una enfermedad, deba sufrir en soledad,… Jesús se “compadeció” (Mc. 1,41) del dolor de este hombre (y siente compasión ante el sufrimiento de todos). Recordemos en estos momentos la nunca suficientemente valorada tarea de tantos trabajadores sanitarios, de los capellanes de hospitales,…
“…y quedó limpio” (Mc. 1,42): ¡¡Qué confianza tenía aquel hombre en Jesús!! ¡¡Necesitamos pedir una y otra vez esa misma fe en Jesús!!
Y lo despide “…encargándole severamente: No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio” (Mc. 1,43-44): Es frecuente en San Marcos encontrar el hecho de guardar en secreto la identidad de Jesús en estos hechos portentosos e inauditos pero, Jesús quiere la curación integral del leproso, la corporal, social y religiosa y, para que este milagro alcance su reconocimiento social, debe cumplir lo legislado por Moisés y presentarse al sacerdote.
Sin embargo, el leproso curado “…cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho,…” (Mc. 1,45), no puede reprimir su alegría, para él no tiene tanta importancia el presentarse ante el sacerdote, como el divulgar que ha sido Jesús quien le ha devuelto la salud, quien le ha devuelto la vida, que en Jesús podemos contemplar el amor misericordioso de Dios.
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MIÉRCOLES DE CENIZA
(continuación)
La costumbre actual de que todos los fieles reciban en su frente o en su cabeza el signo de la ceniza al comienzo de la Cuaresma no es muy antiguo. En los primeros siglos se usó este gesto entre los llamados «penitentes», que se vestían en la Cuaresma con hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza. En el siglo XI se vio que el gesto de la ceniza era bueno para todos, y así este rito se empezó a realizar para todos los cristianos, de modo que toda la comunidad se reconocía pecadora, dispuesta a emprender el camino de la conversión cuaresmal.
En la última reforma litúrgica se ha reorganizado el rito de la imposición de la ceniza de un modo más expresivo y pedagógico. Ya no se realiza al principio de la celebración o independiente de ella, sino después de las lecturas bíblicas y de la homilía. Así la Palabra de Dios, que nos invita ese día a la conversión, es la que da contenido y sentido al gesto.
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“COMPARTE SOLIDARIDAD PARA ACABAR CON EL HAMBRE”
(continuación)
Manos Unidas, en sus 62 años de vida, se propone reafirmar el valor de la solidaridad universal con mayor firmeza y abogar por la dignidad de todo ser humano y sus derechos; la necesidad de generar nuevos estilos de vida más solidarios; y la urgencia, desde la política y la economía, de crear condiciones de vida
“La solidaridad es una exigencia de nuestra dignidad humana compartida, y es un deber que, cada ser humano, según sus circunstancias, sea responsable de todos los demás”, sostiene la organización humanitaria que exhorta también a asumir la responsabilidad de “cuidarnos los unos a los otros”.
Que aumenten los contagios de solidaridad.
Que este año “aumenten los contagios de solidaridad, y no los que llevan a la enfermedad y la muerte” se lee en la nota que invita en su nueva campaña a colaborar, como en las últimas seis décadas, para “acabar con el hambre el mundo”.
Para llevar adelante la campaña, Manos Unidas ha realizado una serie de videos para ser “viralizados” a través de las redes sociales, además de spots televisivos, cuñas de radio, afiches y una serie de materiales de formación cristiana específicos para las actividades de este año que están disponibles en su página web.
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INDULGENCIAS PARA EL AÑO DE SAN JOSÉ
(continuación)
Según el decreto emitido por la Penitenciaría Apostólica, existen 15 formas de recibir una indulgencia en el Año de San José:
Participa en un retiro espiritual durante al menos un día que incluya una meditación sobre San José.
Pide en oración la intercesión de San José para que los desempleados puedan encontrar un trabajo digno.
Recita las Letanías de San José por los cristianos perseguidos. Los católicos bizantinos tienen la opción de recitar un Akathist para San José.
Encomienda el trabajo y las actividades diarias a la protección de San José Obrero.
Sigue el ejemplo de San José y realiza una obra de misericordia corporal como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los presos y los enfermos y enterrar a los difuntos.
Realiza una de las obras espirituales de misericordia, como consolar al triste, dar buen consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar al que nos ofende y rezar por los vivos y los difuntos.
Reza el Rosario con tu familia para que “todas las familias cristianas se sientan estimuladas a recrear el mismo ambiente de íntima comunión, amor y oración que había en la Sagrada Familia”.
Las parejas comprometidas también pueden recibir una indulgencia al rezar el Rosario juntos.
Medita al menos 30 minutos al rezar el Padre Nuestro, pues San José “nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar la fidelidad a la oración, a escuchar y corresponder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios”.
Reza una oración aprobada a San José el domingo de San José, que es el domingo después de Navidad en la tradición católica bizantina.
Celebra la fiesta de San José el 19 de marzo realizando un acto de piedad en honor a San José.
Reza una oración aprobada a San José el día 19 de cualquier mes.
Honra a San José realizando un acto de piedad o rezando una oración aprobada cualquier miércoles, el día tradicionalmente dedicado a San José.
Reza a San José en la Fiesta de la Sagrada Familia celebrada el 27 de diciembre.
Celebra la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo realizando un acto de piedad u ofreciendo tu oración.
“Todos los fieles tendrán así la posibilidad de comprometerse, mediante la oración y las buenas obras, en obtener con ayuda de San José, cabeza de la celestial Familia de Nazaret, el consuelo y alivio en las graves tribulaciones humanas y sociales que hoy afligen al mundo contemporáneo”.
Los ancianos, los enfermos y los moribundos que no pueden salir de sus hogares debido a la pandemia del COVID-19 también tienen un permiso especial para recibir una indulgencia plenaria al “ofrecer con confianza en Dios los dolores y las incomodidades” de sus vidas con una oración a San José, esperanza de los enfermos y patrón de una muerte feliz.
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