Contenido del Boletín 16

33º DOMINGO

DEL TIEMPO ORDINARIO

(Continuación)

  • Nos ha revelado gratuitamente la revelación de los misterios del Reino, su Evangelio, y la misión de vivirlo y anunciarlo a todos. Es más, nos ha dado su gracia, la fuerza de su Espíritu, para poder vivirlo, como buenos discípulos, y anunciarlo, como testigos de la salvación de Dios.

  • Nos da su confianza: Sabe que podemos hacer el bien, que nuestro testimonio puede suscitar la fe en otros, que podemos transmitir fielmente, con palabras y obras, el Evangelio,… Ante esta confianza que Jesús tiene en nosotros, no podemos tener miedo (Mt. 25,25).

  • Nos da el tiempo: Cada día es un “talento”, un regalo de Dios,… para llenarlo de fe, de amor,…

  • Nos da “el talento”, todas aquellas habilidades que cada uno de nosotros poseemos y que debemos poner al servicio de los demás (¡¡Tantas tareas dentro y fuera de la vida de la Iglesia que podemos hacer y que pueden hacer que mejor se transmita el Evangelio!!); cada quien tiene su destreza. Pero hay “talentos” que todos tenemos, ¿acaso no sabemos sonreír, ser amables,…? Son “talentos “muy necesario hoy.

  • Nos ha dado al prójimo,… nuestra familia, en la que dimos los primeros pasos en la fe, nuestras amistades, nuestros compañeros de trabajo,… Con unos vivimos nuestra fe (¡¡Somos comunidad, somos Iglesia!! Nada de individualismos); a otros, vamos comunicándola; y, también, hay a quien se la transmitimos con nuestras obras de caridad (recordemos que estamos celebrando hoy la Jornada Mundial de los pobres).

  • Y nos ha dado la vida con todas sus oportunidades para hacer el bien,… No podemos “enterrar” (Mt. 25,25) tantas ocasiones que Dios nos da.

Son muchos “los talentos” que Dios ha puesto en nuestras manos, que los descubramos,… Que no seamos “negligentes y holgazanes” (Mt. 25,26), y que se los devolvamos a Jesús multiplicados. 

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JORNADA MUNDIAL DE

LOS POBRES

(Continuación)

El Papa Francisco en su mensaje se dirige a toda la humanidad invitando a poner nuestra mirada sobre los pobres. Para ello cita el libro del Eclesiástico, también conocido como Sirácida, libro que “expone sus consejos sobre muchas situaciones concretas de la vida, y la pobreza es una de ellas”.

Confianza en Dios y en su proyecto

La petición por la sabiduría encuentra respuesta cuando se confía en el Señor: “Confía en él y él te ayudará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia y no os desviéis, no sea que caigáis” (2,2-7).

El proyecto de Dios no separa la vida de oración del hecho de hacer el bien, por eso el Papa afirma: “La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios. De tal atención deriva el don de la bendición divina, atraída por la generosidad que se practica hacia el pobre”.

El Papa identifica un peligro en la búsqueda de servir a los más pobres: “ponerse siempre uno en primer lugar”. Porque, continúa: “El encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga. ¿Cómo podemos ayudar a eliminar o al menos aliviar su marginación y sufrimiento? ¿Cómo podemos ayudarla en su pobreza espiritual? La comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia de compartir”.

Por esto el Papa llama a vivir la pobreza evangélica en primera persona: “El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad”.

Gestos que dan sentido a la vida

El Papa nos recuerda que hay gestos que dan sentido a la vida, por eso afirma: “Tender la mano hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace, que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan sentido a la vida. ¡Cuántas manos tendidas se ven cada día!”

En su mensaje el Papa describe las múltiples manos que se tienden para ayudar a los más pobres y afirma: “Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver!” Y, aunque si nos quedamos con la información que aparece en los medios de comunicación, podamos tener la impresión de que el mal es más fuerte, recuerda que “Todas estas manos han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo”.

La pandemia llegó de repente

“Esta pandemia llegó de repente y nos tomó desprevenidos, afirma Francisco, dejando una gran sensación de desorientación e impotencia. Sin embargo, la mano tendida hacia el pobre no llegó de repente”. El Papa insiste en que para servir hay que estar preparados, y que eso no se logra de un momento a otros, necesita un proceso de crecimiento y afianzamiento en la fe. Las incertezas a las que nos enfrenta este momento que vivimos, nos hacen sentir frágiles, limitados, inseguros. A esto añade el Papa, la falta de trabajo, de personas queridas, de relaciones interpersonales. Sin embargo, dice Francisco: “Encerrados en el silencio de nuestros hogares, redescubrimos la importancia de la sencillez y de mantener la mirada fija en lo esencial. Hemos madurado la exigencia de una nueva fraternidad, capaz de ayuda recíproca y estima mutua. Este es un tiempo favorable para «volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo”.

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BUEN MOMENTO PARA

DEFENDER LA VIDA

(Continuación)

Su interesantísimo libro testimonio de 2010, Sin Planificar (Ed.Palabra), es la base de la película, rodada por la distribuidora cristiana PureFlix y con dinero del cineasta y activo defensor de la vida Eduardo Verástegui. En 2012 Abby se hizo católica, aunque eso no figura en la película. (La clínica de Abby, ante la que rezaron muchos activistas provida, y que durante años fue un gran negocio, acabó cerrando en 2013).

La película concentra las escenas truculentas en su primer tercio. En ReL la hemos visto con una chica de 13 años, y con un chico de 12 al que le inquietan las “cosas de médicos”. La chica la disfrutó y la terminó diciendo “es una película muy bonita”. El chaval -especialmente aprensivo con las cosas médicas- la dejó en la tercera escena de clínica y sangre.

Una película luminosa… que denuncia la banalidad del mal

Pasado el primer tercio de película, es más bien una película luminosa, que invita al espectador a pensar y matizar, no sobre el aborto (que es un horror disfrazado de banalidad, “es una pastilla”, “sólo un tejido”, “hazlo tú misma en casa”) sino sobre la mentalidad de sus trabajadores. Es la banalidad del mal, de los funcionarios de campo de exterminio que son majos y simpáticos, como señalaba Hanna Arendt. Como lo era Abby.

La película ayuda a entender por qué cuesta tanto sacar de la industria del aborto a los que viven metidos dentro, obcecados como en una peculiar secta. El filme insiste en mostrar a casi todas las trabajadoras -excepto la jefa- como chicas más bien idealistas que creen hacer un bien, o simplemente pobres que han de llevar un salario a casa.

Para poder acceder a ver el trailer y la película se puede usar el siguiente vínculo:

 https://edreamsfactory.es/?mc_cid=ff3a06b26b&mc_eid=02374e6688

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