Contenido del Boletín 38

TERCER DOMINGO DE PASCUA

(continuación)

Y estando estos dos discípulos contando a los Apóstoles lo sucedido, Cristo Resucitado se hace presente “…en medio de ellos…” (Lc. 24,36:  El centro de nuestra fe y de nuestra vida, el centro de la vida de la Iglesia,… no puede ser otro, es Cristo Resucitado), “…y les dice: Paz a vosotros” (Lc. 24,36). La paz es muy importante en la vida de Jesús: Ya la anunciaron los ángeles en la noche de Belén (Lc. 2,14); Jesús hizo de la paz una bienaventuranza (Mt. 5,9) y es el saludo habitual en las apariciones del Resucitado.

Y ante aquella paz ofrecida por el Señor, la reacción de los discípulos es el miedo, el terror (Lc. 24,37: Pensaban que era un espíritu, un fantasma), esto es, ¿quién es Cristo Resucitado?,  ¿cómo es el Señor Resucitado, que irrumpe en medio de una casa, atravesando muros y puertas? “Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies” (Lc. 24,39-40): No es un cadáver reanimado, como lo fue el del hijo de la viuda de Naín (Lc. 7,11-17). Primero, se destaca que ya no está condicionado por las leyes espaciales y temporales; en un segundo momento, sin embargo, es tangible y visible,… Son importantes aquí los verbos que utiliza el Señor: “Mirad… Palpadme…”. Sin embargo, el ver, el tocar,… no es suficiente para encender en ellos la llama de la fe: “…como no acababan de creer…” (Lc. 24,41), pero ya comienza a darse en ellos la alegría,… ¡¡El Señor está vivo!! Y vuelve a darse, como anteriormente con los discípulos de Emaús (Lc. 24,30), el hecho de la comida (Lc. 24,41-43). Y, seguidamente, añade el autor: “Y les dijo: Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y Salmos acerca de mí… Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día…” (Lc. 24,44.46): Jesús Resucitado es la clave para entender todo lo que está escrito en el Antiguo Testamento. Comida y Palabra de Dios,… Ambas nos alimentan,… Son nuestras misas,… la Eucaristía. ¿Vivimos la Eucaristía como verdadero encuentro con Cristo Resucitado? Y sigue diciéndonos el Señor, “…y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos,…” (Lc. 24,47): Nos anuncia, de manera escueta, cuál es la tarea de la Iglesia. La labor evangelizadora de la Iglesia, el testimonio cristiano,… ya estaba anunciado en la Biblia antes de Jesús. Pero, para realizar esta misión es necesaria “…la promesa de mi Padre;…” (Lc. 24,49), que seamos revestidos “…de la fuerza que viene de lo alto” (Lc. 24,49), del Espíritu Santo.

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