Contenido del Boletín 35

DOMINGO DE RAMOS

(continuación)

Hoy conmemoramos la entrada “triunfal” de Jesús en Jerusalén (así la ha denominado la tradición de la Iglesia a lo largo de los siglos). ¿Triunfal? Sin ejércitos, sin armas, sin violencia,… Ciertamente, es el cumplimiento de la profecía de Zacarías: “¡Salta de gozo, Sión; alégrate, Jerusalén! Mira que viene tu rey, justo y triunfador, pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna” (Zac. 9,9). No es un embaucador, un bribón que se hace pasar por un personaje importante; es el verdadero Mesías, que entra en la ciudad de Jerusalén, la morada terrena de Dios Padre (según la fe judía). Jesús entra en Jerusalén (Mc. 11,1-11), ¿Por “la Puerta Dorada” o “Puerta de la Vida Eterna”? Dice la tradición judía que es esa la puerta que atravesará el Mesías cuando llegue.

Son de destacar los gestos y las palabras de quienes acompañan a Jesús: Los discípulos colocan encima del burro sus vestiduras (Mc. 11,7), a modo de trono; entre la muchedumbre, algunos colocan sus mantos en el suelo, allí por donde va a pasar, como si fuera una alfombra; otros, arrancan ramas de los árboles y también las colocan en el suelo (Mc. 11,8). Son gestos de reverencia a un rey.

Los gritos están dominados por la exclamación “¡Hossana!” (Mc. 11,9.10), término hebreo que pide a Dios salvación y piedad. Y las aclamaciones “¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David!” (Mc. 11,9-10). Recuerdan al Salm. 118 y se interpretan como la llegada de la salvación de Dios que Jesús está a punto de inaugurar. Todo encuentro con Jesús supone ya un momento de salvación. ¿Y nosotros, con qué gestos expresamos, en la Iglesia y en nuestra vida ordinaria, que Jesús es nuestro rey, el señor de nuestras vidas? ¿Nos sentimos realmente salvados por Jesús? ¿Cómo manifestamos esta salvación?

Permitidme una pequeña divagación sobre un personaje simpático, que aparece bien nombrado en el texto, hasta cuatro veces, pero puede pasar desapercibido: “El pollino” (Mc. 11,2.4.5.7). Nuestros grandes personajes históricos han dejado su imagen montando un caballo: Recordar la imagen del Cid en Burgos, o el Espartero del Espolón logroñés,… Sin embargo, Jesús monta un pollino, Él es “el rey, pobre (humilde) sobre un borrico”, que anunciaba Zacarías (Zac. 9,9).

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PARROQUIA EN CASA

– UN AÑO DESPUÉS –

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Hace un año la Semana Santa coincidió, en el calendario gregoriano,  una semana después que la de este año… así que el recuerdo de esta semana lo ajustamos al calendario litúrgico para hacerlo coincidir con el Domingo de Ramos.

En la tercera semana de confinamiento, el grupo de WhatsApp la “Parroquia en Casa” se animó con una participación intensa de los “parroquianos” que seguían contribuyendo con sus experiencias personales, sus juegossus ideas y chistes para aliviar el tedio y sus descubrimientos en Internet.  Todos los días Don Ignacio Insausti nos explicaba el Evangelio del día y los viernes rezamos con él, el Via-Crucis. Seguíamos de cerca la actividad de la Iglesia en el resto del mundo. Participamos en el Santuario de Fátima a la Consagración de la Iglesia al Inmaculado Corazón de María.  Acompañamos “virtualmente” al Papa Francisco impartir la bendición Urbi et Orbi en una Plaza de San Pedro del Vaticano completamente vacía.  Y también acompañamos a nuestro Obispo Don Carlos a rezar el Rosario en Familia.

En la Iglesia de la parroquia de Santiago el Real, al igual que los parroquianos, se experimentó la soledad, que el ingenio, las ganas de permanecer unidos y la intercesión de la Virgen nos ayudaron a superar.

Nuestro Párroco, Don José Ignacio, además de todas las actividades que el momento requerían, mantuvo la actividad parroquial, y como todos los segundos jueves, expuso el Santísimo para su adoración.

La semana anterior a la Semana Santa fue  especialmente intensa. Se realizo y compartió el Septenario de La Virgen de los Dolores y se motivo la preparación para el Domingo de Ramos. El Domingo, la Bendición de Ramos, fue sencilla, pero Don Ignacio Insausti nos hizo participar en forma especial y emotiva del significado del Domingo de Ramos

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«¿POR QUÉ TENÉIS MIEDO?»

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El miedo, el dolor y la incertidumbre marcaron el inicio de una pandemia desconocida para los hombres de hoy, que nunca habrían imaginado que su vida cambiara de manera tan repentina y radical. La Iglesia ha sido víctima del virus al igual que el resto, pero mientras sus miembros eran atacados y sufrían por esta enfermedad, a la vez trataba de dar una respuesta a este sufrimiento y sinsentido.

Una de las imágenes más representativas de aquellos días y que será difícil de olvidar fue la del Papa hace casi justo un año, el 27 de marzo, donde ante una Plaza de San Pedro vacía y mojada por la lluvia realizaba una bendición a todo el mundo. Esta oración era la respuesta a un miedo que paralizaba al mundo en plena Cuaresma.

“’¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?’. Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón». Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás”, decía el Papa Francisco al mundo aquella tarde lluviosa.

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