MES DE JUNIO DEDICADO
AL CORAZÓN DE JESÚS
(continuación)
El Corazón de Jesús, un corazón con sentimientos humanos, fue el instrumento unido a la Divinidad para expresarnos su amor indecible; el Corazón de Jesús es el corazón de una Persona divina, es decir, del Verbo Encarnado, y representa y pone ante los ojos todo el amor que Él nos ha tenido y nos tiene ahora. Y aquí está la razón de por qué el culto al Sagrado Corazón se considera, en la práctica, como la más completa profesión de la fe cristiana. Verdaderamente, la religión de Jesucristo se funda toda en el Hombre Dios Mediador; de manera que no se puede llegar al Corazón de Dios sino pasando por el Corazón de Cristo,.
Durante el mes de junio haremos cada día, al final del rosario, una oración especial. Pero también hemos colocado en el altar del Corazón de Jesús una hoja con una oración y la explicación de esta devoción y otra hoja con consideraciones para cada día del mes. Así, los que quieran, pueden cumplir en cualquier momento con esta devoción pasando por el altar y rezando las oraciones que allí encontrarán.
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ASCENSIÓN DEL SEÑOR
(continuación)
“Así está escrito:…”: Así se lo habían dicho los ángeles a las mujeres en la mañana de la Resurrección (Lc. 24,6-8); así se lo había dicho Aquel misterioso personaje a Cleofás y su compañero, cuando iban camino de Emaús;… Hoy es Él mismo quien dirige a los discípulos el núcleo de la fe cristiana: Cristo ha muerto y ha resucitado (Lc. 24,46). Y a esa enseñanza, que se ha ido repitiendo a lo largo del Evangelio, añade el hecho de evangelizar, que corresponde a partir de ese momento a los discípulos: y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos,…” (Lc. 24,46-47), lo que confirma, diciendo: “Vosotros sois testigos de esto” (Lc. 24,48): ¿Y los discípulos del S. XXI, de qué somos testigos? ¿Ante quién somos testigos?
En toda la escena hay un “antes” y un “después”: “Antes” fue la muerte en Cruz, que todos contemplaron; el “después” es la Resurrección; es la fuerza del Espíritu Santo, que guía a la Iglesia en su tarea evangelizadora, y que es quien verdaderamente actúa por medio de los discípulos en la misión; es el “ocultamiento” de Jesús en Dios Padre, pero no para alejarse, sino para vivir desde Dios una cercanía nueva e insuperable y para impulsar nuestras vidas hacia este destino último y definitivo.
A la promesa del envío del Espíritu Santo, “…la fuerza que viene de lo alto” (Lc. 24,49), le corresponde todo un itinerario que podremos ver en el ritmo que lleva el libro de los Hechos de los Apóstoles: “…a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén” (Lc. 24,47).
“…y levantando sus manos, los bendijo” (Lc. 24,50): Y a la bendición de Jesús le corresponde, por parte de los discípulos, la adoración: “Ellos se postraron ante él…” (Lc. 24,52). El Señor nos bendice diariamente, ¿lo adoramos con nuestra palabra y obras? “Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo” (Lc. 24,51): Y creemos, porque creemos en Él, que un día también seremos llevados al cielo.
“…y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios” (Lc. 24,52): Todo había comenzado en el templo de Jerusalén, con Zacarías bendiciendo a Dios (Lc. 1,5-11), hoy siguen haciéndolo los discípulos de Jesús. Y “la alegría” que experimentan aquellos discípulos es la sintieron los ángeles en la noche de Belén o los pastores (Lc. 2,13-20), o la que sintió el anciano Simeón (Lc. 2,28-32). ¿Nos damos cuentan que sin “alegría” no puede haber adoración a Dios?
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PASTORAL CON PEREGRINOS
(continuación)
Estamos ahora en un Año Santo Compostelano y ya se está notando bastante afluencia de peregrinos que procuramos, con paciencia, acomodar en nuestro albergue de la casa parroquial compaginando el espacio con otras actividades parroquiales habituales. A partir de mitad de junio ya podremos disponer de más espacio para ellos al finalizar otras actividades. Hasta ahora la acogida de peregrinos la venían haciendo Roberto y Elsa con la inestimable ayuda de Michele. A partir de junio vendrán otros hospitaleros voluntarios y seminaristas que tomaran el relevo de la hospitalidad.
A los peregrinos procuramos ofrecerles una acogida cálida y cercana, se admite a todo el que solicita acogida, aunque no tenga dinero. Se les invita a participar en la Misa del peregrino, se les propone una cena en común en la que los peregrinos colaboran aportando comida y ayudando en su preparación y terminamos invitándoles por la noche a una oración en el coro de la iglesia en la que se da gracias a Dios por todo lo que se ha vivido en ese día. Y todo esto se hace de un modo gratuito, tan sólo se invita a los peregrinos a dejar un donativo si lo consideran oportuno. Y así lo hacen muchos pues con esos donativos se pagan todos los gastos y aún queda dinero a favor de la parroquia.
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EL ROSARIO DE LA AURORA
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