Santiago el Real

BOLETÍN PARROQUIAL No 179

12 de diciembre de 2025

Hola Todos

Retomamos la Hoja Parroquial este nuevo curso 2025-26 y lo hacemos en este día tan especial de la Festividad de la Virgen del Pilar, tan vinculada a nuestra iglesia de Santiago.

Como sabéis, antes de subir nuestro Señor a los cielos y despedirse de sus discípulos, les dijo que fueran por todo el mundo anunciando la Buena Noticia del Evangelio, del Reino de Dios, y de la victoria de la Resurrección sobre la muerte.

Así lo hicieron los Apóstoles, que se dispersaron por los cuatro puntos cardinales, y Santiago, señala la tradición, vino hasta la Hispania Romana y, en concreto, a Zaragoza. Allí se puso a predicar sobre “uno que había muerto pero que ahora está vivo”, es decir, de Cristo Nuestro Señor.

Sigue diciendo la tradición que la gente no le escuchaba… y que el Apóstol se desanimó. Y, viviendo esa desolación, se le apareció, vio a la Virgen María sobre una columna. Allí mismo recobró el ánimo y siguió anunciando al Hijo de Nuestra Madre.

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CURSO PARROQUIAL

El curso ya comenzó y han pasado muchos acontecimientos a lo largo de este verano. Los peregrinos siguieron viniendo a nuestro albergue muy numerosos y estamos muy agradecidos a los voluntarios de HOSVOL, así como a los seminaristas del Colegio Mayor Bidasoa de Pamplona.

El nuevo órgano sonó cada domingo y festividad gracias a Teresa, sobrina de sacerdotes, que supo sacar las notas de nuestro instrumento romántico. Pero ella vive en Salamanca, de ahí que ahora estemos buscando quién puede seguir ayudándonos en nuestras celebraciones para mayor Gloria y Alabanza al Señor.

Estamos ya muy cerca de poder iniciar las visitas a la Torre. El pasamanos de seguridad ya está colocado y en los próximos días completaremos cuanto hace falta para poder visitar. ¿Os animáis algunos a hacer de guías?

El fin de semana que viene tenemos el 3er Retiro de Adolescentes. Una gozada para nuestros chavales y familias que no siempre viven esa etapa de sus vidas con paz y alegría. Será, como siempre, en los Maristas de Lardero, empezando el viernes 17 a las seis de la tarde y terminando el domingo 19, a las seis de la tarde con la Eucaristía presidida por nuestro obispo, y a la que podéis asistir cuantos queráis y tengáis curiosidad.

Las cofradías, la banda de tambores, los grupos Alpha, y los otros Emauses ya están moviendo ficha para poder acercar a otros al Señor.

Este próximo martes, segundo de mes, tenemos la Adoración al Santísimo desde las 9h00 hasta la hora de la Misa de la tarde. Os animamos a ir pasando y velando al Santísimo.

EL 8 DE NOVIEMBRE, sábado, os convocamos a la ASAMBLEA PARROQUIAL ANUAL. Tenéis unas encuestas en la mesa de revistas. Os animamos a responder… y a prepararos para asistir a esa asamblea para elaborar entre todos por dónde caminar.

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Hoy podemos comprobar, ¡una vez más!, cómo nuestra actitud de fe puede remover el corazón de Jesucristo. El hecho es que unos leprosos, venciendo la reprobación social que sufrían los que tenían la lepra y con una buena dosis de audacia, se acercan a Jesús y —podríamos decir entre comillas— le obligan con su confiada petición: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» (Lc 17,13).

La respuesta es inmediata y fulminante: «Id y presentaos a los sacerdotes» (Lc 17,14). Él, que es el Señor, muestra su poder, ya que «mientras iban, quedaron limpios» (Lc 17,14).

Esto nos muestra que la medida de los milagros de Cristo es, justamente, la medida de nuestra fe y confianza en Dios. ¿Qué hemos de hacer nosotros —pobres criaturas— ante Dios, sino confiar en Él? Pero con una fe operativa, que nos mueve a obedecer las indicaciones de Dios. Basta un mínimo de sentido común para entender que «nada es demasiado difícil de creer tocando a Aquel para quien nada es demasiado difícil de hacer» (San J. H. Newman). Si no vemos más milagros es porque “obligamos” poco al Señor con nuestra falta de confianza y de obediencia a su voluntad. Como dijo san Juan Crisóstomo, «un poco de fe puede mucho».

Y, como coronación de la confianza en Dios, llega el desbordamiento de la alegría y del agradecimiento: en efecto, «uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias» (Lc 17,15-16).

Pero…, ¡qué lástima! De diez beneficiarios de aquel gran milagro, sólo regresó uno. ¡Qué ingratos somos cuando olvidamos con tanta facilidad que todo nos viene de Dios y que a él todo lo debemos! Hagamos el propósito de obligarle mostrándonos confiados en Dios y agradecidos a Él.

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