Y dirá a unos: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer,…” (Mt. 25,34-35): Y añade las obras de misericordia (Is. 58,7; Ez. 18,7, Tob. 4,16;…), que ya aparecen en el A. T. No se nos pide que solucionemos el hambre en el mundo, sino que seamos capaces de compartir lo que tenemos con aquel que se aproxima (¡¡el prójimo!!) a nosotros, pidiendo caridad. ¿Cómo ando de generosidad, de solidaridad,…?
Y dirá a otros: “…lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo” (Mt. 25,45). No son únicamente los recriminados los que no creen en las enseñanzas de Jesús, sino además quienes creyendo y pudiendo hacerlo, no fueron capaces de hacer el bien (estos son “los pecados de omisión”, de los que tantas veces pedimos perdón). ¿Estoy atento a las necesidades del prójimo?
“…id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt. 25,41): El Señor no quiere meternos el miedo en el cuerpo,… En aquel juicio, al igual que nos podrá hacer sonrojar por muchas cosas que no hemos hecho bien (y esperamos que sea misericordioso con nosotros); también nos descubrirá tantas cosas buenas que hemos hecho, y que han pasado desapercibidas para nosotros