Si nos aislamos de Jesús, Él toma la iniciativa, y es capaz de atravesar “las puertas” de nuestro corazón, a pesar de nuestros “miedos”, y se hace presente en nuestras vidas: “Y en esto entró el Señor, se puso en medio…” (Jn. 20,19). No puede ser el miedo el centro de nuestra vida, sino Jesús Resucitado. Y lo mejor para combatir el “miedo”, la paz; “paz” en nuestra cabeza, en nuestro corazón,… en nuestras vidas,… “…y les dijo: Paz a vosotros” (Jn. 20,19). ¿Soy instrumento de la paz del Señor en mi vida cotidiana? Pero, además, la presencia de Jesús Resucitado produce “alegría”: “Y los discípulos se llenaron de alegría” (Jn. 20,20). ¿Qué “alegrías” vivo en mi corazón? ¿Me llena de alegría, de satisfacción,… mi experiencia de Jesús? ¿Soy motivo de alegría o de tristeza para quienes me rodean? Paz, alegría, que no pueden reducirse a una experiencia personal, sino que deben comunicarse a tantas personas que viven mil temores, mil sufrimientos,… por ello, el Señor sigue diciéndoles: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo” (Jn. 20,21). La tarea no es sencilla, debemos ser signo del perdón de Dios y sanar las consecuencias del pecado, que hacen sufrir al ser humano. Entonces, Jesús les otorga el don más grande: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados;…” (Jn. 20,22-23). ¿Se nota que hemos recibido el Espíritu Santo? ¿Nuestra relación con el prójimo está presidida por el Espíritu de Dios?
Pero no todos llevan el mismo ritmo a la hora de creer en el Señor Resucitado, algunos son más lentos,… Han pasado ocho días (Jn. 20,26). El discípulo Tomás es capaz de afirmar “Si no lo veo, no lo creo” (Jn. 20,24-25). Y Jesús debe volver a aparecerse a la comunidad (Jn. 20,26-27), para que Tomás pueda confesar su fe: “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn. 20,28), y el Señor Resucitado, volviendo sus ojos hacia nosotros, pueda pronunciar la última bienaventuranza del Evangelio: “Bienaventurados los que crean sin haber visto” (Jn. 20,29). ¿Cómo está mi fe,… Creo en Cristo Resucitado,… es el misterio de la Resurrección el que guía mi vida?