Santiago el Real

BOLETÍN PARROQUIAL No 160

9 de febrero de 2025

  • MANOS UNIDAS 2025 –
    Compartir es nuestra mayor riqueza

Una economía de paz y no de guerra

…donde el cuidado sustituya al descarte y la indiferencia

…al servicio de la persona, de la familia y de la vida, de los más frágiles y vulnerables.

…que no deja atrás a nadie,

…que reconozca y tutele el trabajo digno y seguro para todos, especialmente para las mujeres

…que asume el cuidado de la creación y no la saquea.

…que sepa valorizar y preservar las culturas y tradiciones y los recursos naturales de la Tierra.

…que combata la miseria en todas sus formas, que reduzca las desigualdades

…que cree riqueza para todos, que genere alegría y no solo bienestar, porque una felicidad que no se comparte es una felicidad incompleta.

…que se opone a la proliferación de las armas, especialmente las más destructivas.

…guiada por la ética y abierta a la trascendencia.

Más, no siempre es mejor

 

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La JORNADA DEL ENFERMO
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El sábado 15, a las siete de la tarde, tendremos, aquí en Santiago, la Eucaristía con nuestro obispo. Saldrá la tradicional procesión de antorchas desde la Iglesia de San Bartolomé y llegará a nuestro templo para la celebración de la Santa Misa.

Pondremos en el centro de la celebración, una vez más, a nuestros hermanos enfermos. Sabemos que la enfermedad es muy importante en la vida. Todos hemos pasado, pasamos o pasaremos por ella.

La Esperanza no defrauda, es más, nos hace fuerte en la tribulación. Qué importante son: el encuentro, el don y el compartir.

La enfermedad puede ser una ocasión para encontrarse con el Señor. Nos hace experimentar, en nuestra fragilidad, la cercanía y la compasión de Dios.

La enfermedad puede ayudarnos a reconocer “los dones” que Dios nos hace. Acogerlos nos ayudará a descubrir nuestras fortalezas en los días aciagos, y nos ayuda a confiar.

La enfermedad es también momento precioso para compartir el amor. Sincerarse, hablarse de corazón a corazón.

SEMANA DEL MATRIMONIO

El domingo 16, a las doce y media de la mañana, tendremos, aquí en Santiago, la Eucaristía con nuestro obispo.

Qué gozada el Sacramento del Matrimonio. Presencia de Jesucristo en el amor de dos personas. El Sacramento es cosa de tres.

Celebraremos la Eucaristía ofreciéndola por los matrimonios que celebran 50 y 25 años de casados. Cuánto amor. Cuánto perdón. Cuánta vida.

 

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EL EVANGELIO DEL DOMINGO

Hoy, aguantando el frío del invierno, Simeón aguarda la llegada del Mesías. Hace quinientos años, cuando se comenzaba a levantar el Templo, hubo una penuria tan grande que los constructores se desanimaron. Fue entonces cuando Ageo profetizó: «La gloria de este templo será más grande que la del anterior, dice el Señor del universo, y en este lugar yo daré la paz» (Ag 2,9); y añadió que «los tesoros más preciados de todas las naciones vendrán aquí» (Ag 2,7). Frase que admite diversos significados: «el más preciado», dirán algunos, «el deseado de todas las naciones», afirmará san Jerónimo

A Simeón «le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor» (Lc 2,26), y hoy, «movido por el Espíritu», ha subido al Templo. Él no es levita, ni escriba, ni doctor de la Ley, tan sólo es un hombre «justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel» (Lc 2,25). Pero el Espíritu sopla allí donde quiere (cf. Jn 3,8)

Ahora comprueba con extrañeza que no se ha hecho ningún preparativo, no se ven banderas, ni guirnaldas, ni escudos en ningún sitio. José y María cruzan la explanada llevando el Niño en brazos. «¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!» (Sal 24,7), clama el salmista.

Simeón se avanza a saludar a la Madre con los brazos extendidos, recibe al Niño y bendice a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2,29-32).

Después dice a María: «¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!» (Lc 2,35). ¡Madre!, —le digo— cuando llegue el momento de ir a la casa del Padre, llévame en brazos como a Jesús, que también yo soy hijo tuyo y niño.

 

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agenda

Lugares de Reunión
SC=Sala Capitular—SG=Salón Grande –SP=Salón Pequeño
CP=Con el Párroco—IP=Iglesia Parroquial—CO=Comedor Prrqial

 

Todos los días a las 18:30, Santo Rosario en la Capilla del Cristo

Horarios

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