“Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz” (Mt. 17,2): Jesús les muestra lo más íntimo de su ser; resplandece desde su interior; no solo recibe de Dios la “luz”, sino que Él mismo es la “luz de Dios”.
“…se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él” (Mt. 17,3): La ley y los profetas; quien había recibido de Dios en el Sinaí, las normas para vivir según la voluntad de Dios y quien representa a toda la misión profética, denunciando toda injusticia y anunciando la salvación de Dios. Jesús, quien había dicho “No creáis que he venido a abolir la ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud” (Mt. 5,17), ahora se encuentra en amigable charla con ellos. ¿Nos esforzamos en vivir cumpliendo la voluntad de Dios?, ¿Vivimos nuestra vocación profética, denunciando toda injusticia y anunciado la salvación de Dios?
“Pedro,… tomó la palabra y dijo a Jesús: Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí!” (Mt. 17,4): ¡Y con qué satisfacción debiéramos vivir los cristianos, cada Domingo la Eucaristía, cuando el Señor se hace presente en nuestras vidas y lo experimentamos junto a nuestros hermanos en la fe!
“…una nube luminosa los cubrió con su sombra…” (Mt. 17,5): Es la presencia de Dios que, como “nube” guió a Israel por el desierto (Ex. 13,21); es la presencia de Dios que “había cubierto con su sombra” a la Virgen María (Lc. 1,35);… Es Dios, que se hace presente en nosotros, guiando nuestros pasos por este mundo, recordándonos a cada instante el Evangelio de Jesús,…
“…y una voz desde la nube decía: Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo” (Mt. 17,5): Sí, escuchadle cuando nos dice que Él ha tenido que pasar por la Cruz para llegar a la Resurrección; escuchémosle en los momentos fatídicos, escuchémosle en las situaciones satisfactorias,… Siempre: “Escuchadlo”. ¿Le escuchamos,… en la Eucaristía,… en nuestros quehaceres diarios,… entre los nuestros,… en todo aquel que necesita de nosotros,…?
Escuchémosle, sí, para que Él transfigure nuestras vidas,… para que, sabiendo que en este mundo debemos pasar por la Cruz, seamos conscientes que, tras Ella, nos espera la Resurrección.