En la sepultura de María de Cabredo, se representa a ésta, con un rico tocado en la cabeza, gola en el cuello, túnica hasta los pies y un manto que le pasa por encima del brazo derecho. Su cabeza reposa sobre dos cojines y, a los pies, pudo tener algún tipo de apoyo que resulta imposible de describir, sus manos se juntan sobre el pecho en señal de oración. En el sepulcro del maestro Estrella podemos intuir una larga túnica hasta los pies y gola en el cuello; sobre el pecho junta sus manos en señal de oración y, su cabeza, descansa al igual que la de su mujer, sobre dos cojines, pero en la parte de su derecha se tallaron dos libros, que hacen referencia, sin duda, al cargo de maestre escuela que ejerció en la ciudad durante el siglo XVI. Se mantiene, en ambos sepulcros, el convencionalismo de la horizontalidad de los ropajes. Debajo de las dos sepulturas se tallaron dos cabezas de león, con argollas en la boca, las cuales sirven para indicar el enterramiento y presentan en su talla, características muy similares a las existentes en la capilla de San Marcos de la Iglesia Imperial de Santa María de Palacio.
La sacristía, reformada a finales del siglo XVII, se cubre con dos bóvedas de lunetos, que apean en las esquinas y en el centro de los muros norte y sur sobre pilastras acanaladas con capiteles jónicos. En el lado oeste se conserva la parte inferior de una columna que se correspondería con una esquina del exterior del cuerpo del transepto. En el mismo muro, dos puertas, sirven de comunicación con la sala capitular, construida a finales del siglo XVII, estancia que se cubre con una bóveda de crucería.
El acceso a la Iglesia se realiza a través de una gran entrada monumental, situada en el segundo tramo de la nave de la Epístola. La portada se dispone a manera de un gran retablo, coronándose el conjunto por una gran efigie de Santiago Matamoros. La obra fue realizada en 1654, según la traza de Juan de Raón, y la gran imagen de Santiago Matamoros, así como la hornacina superior que se terminó en 1737 [8].
Del exterior de la edificación, además de su torre, hay que destacar un proyecto de ampliación inacabado a los pies del templo, en el oeste, pudiendo verse un gran arco de medio punto en el centro del muro y otros dos más pequeños, a manera de hornacinas, a los lados. La torre, situada en el ángulo suroeste, es una construcción de sillería, de cinco pisos, cuyo acceso se realiza a través de una puerta situada en el último tramo de la nave de la Epístola de la Iglesia. Los cinco pisos, se separan en el exterior por cornisas de sillería que se encuentran en muy mal estado de conservación y se remata por un cierre liso, rehecho hacia 1991, eliminando el antiguo, formado por balaustres. En el último cuerpo de la torre, encima de los vanos ocupados por las campanas, en el lado sur, se talló un tímpano triangular, que solamente en el lado sur es semicircular y su espacio interior se decoró con dos bustos de hombres, el de la izquierda algo calvo y con barba, tal vez San Pedro, y, el de ha derecha, con barba y sombrero, y portando algo en su mano derecha, pero que no puede llegar a verse con claridad, podría tratarse de Santiago, con el bordón de peregrino.
Eh acceso hasta el último piso de la torre, en el que se encuentra el campanario, se realiza a través de una escalera de caracol de sillería que, al llegar al último piso, es de mampostería. Su estado de conservación no es bueno. En el interior de la torre la única cubierta que se conserva, aunque parcialmente, es la del último piso. Esta es una bóveda estrellada y apea sus nervios en ménsulas situadas en las esquinas, pero ha perdido la plementería y gran parte de sus nervios, seguramente cuando sobre la torre se levanto un piso más, que fue necesario derribar a comienzos del siglo XX. En la actualidad, una escalera de caracol moderna, sirve para subir hasta la azotea de la torre, horadando para ello parte de la plementería de la bóveda.